Realidades paralelas: Cuando la esquizofrenia irrumpe en nuestras vidas

Realidades paralelas:

Cuando la esquizofrenia irrumpe en nuestras vidas


Encerrado en una habitación, donde el humo del tabaco apenas permite distinguir su rostro, se encuentra Chema, aislado del mundo. Así lo describe su hermana Menchu. Él es uno de los más de 24 millones de afectados en todo el mundo por esquizofrenia. Esta enfermedad mental afecta a un 7% de la población adulta y tiene especial incidencia en la franja de edad de los 15 a los 35 años, independientemente del sexo y zona geográfica. La reciente publicación de un estudio español en la revista especializada Acta Psychiatrica Scandinavica, que afirma que sólo el 5% de los enfermos tratados presentan conductas violentas nos invita a conocer más a fondo una de las enfermedades que más fascinación causa en la sociedad.


Chema nació en Galdakao (Bizkaia) hace 44 años, y los médicos le diagnosticaron esquizofrenia a los 21. La habitación que le ha visto crecer, a orillas del río Ibaizabal, es hoy fiel reflejo del mundo interior que invade su mente. Oscura y distante, las paredes se han vuelto amarillentas y nunca recuperaran ese blanco reluciente que iluminaba las mañanas de Chema. Su hermana Menchu, la mayor de los cuatro hijos de una familia de pintores de brocha gorda proveniente de Andalucía, nos habla de un tema que le ha tocado vivir de muy cerca.

Menchu reconoce que Chema era ya desde la infancia un chico muy introvertido y reservado. Los primeros síntomas evidentes de que a Chema le ocurría algo llegaron en la pubertad. A pesar de ser un niño muy inteligente, iba mal en los estudios y apenas se relacionaba con sus compañeros de clase. Menchu recuerda comportamientos extraños en su hermano. Uno que verdaderamente le sorprendió tenia precisamente relación con la escuela. Chema salía de casa temprano por la mañana para asistir a clase, pero nunca llegaba. Avanzaba y retrocedía continuamente en el camino, sin motivo aparente. Sin embargo, no fue hasta alcanzada la juventud cuando la situación se volvió insostenible. A la obligación de cumplir el servicio militar se le unió el abandono de la que había sido su novia desde los 18 años. Estos factores motivaron el empeoramiento del estado de salud de Chema, que siempre se había negado a acudir a un especialista. A los 21 años tuvo su primer episodio violento, y tras permanecer en el Hospital de Basurto durante 15 días, fue examinado por los especialistas.


En ese momento todas las dudas sobre el comportamiento se despejaron. Lo que le ocurría ya tenía un nombre: esquizofrenia. La historia de la esquizofrenia se desarrolla paralelamente a la de la psiquiatría. En 1911, el psiquiatra suizo Bleuler introdujo el término esquizofrenia, que significa “mente partida”. Anteriormente, en 1896, el psiquiatra alemán kraepelin ya había identificado la enfermadad bajo el nombre de "demencia precoz", por su similitud con los graves deterioros cognitivos y comportamentales que sufren algunos ancianos. Existe una subdivisión de los tipos tradicionales de esquizofrenia: paranoide, desorganizada, catatónica, simple y hebefrénica. En el caso de Chema, la esquizofrenia paranoide, se caracteriza por la preocupación por ideas delirantes de grandeza o persecución, alucinaciones auditivas frecuentes y por la tendencia a sufrir brotes de ansiedad, ira y violencia. Chema ha hablado en más de una ocasión de ser el enviado de Dios y ha sufrido varios brotes de violencia. El último de ellos, en 2005, requirió la actuación policial.


A pesar de todo, nunca ha aceptado ser esquizofrénico. Este es uno de los problemas fundamentales a los que se enfrentan tanto los especialistas como la familia. El principal tratamiento contra la esquizofrenia se basa en fármacos llamados antipsicóticos, que actúan sobre el paciente tranquilizándole en casos de inquietud motora, conductas agresivas y tensiones interiores. Además, los fármacos anulan prácticamente por completo las alucinaciones, delirios y trastornos esquizofrénicos de la percepción. La rehabilitación también tiene su lado psicosocial. Chema ha pasado por varios centros, y en la actualidad se encuentra en el Centro de Salud Mental de Bermeo (Bizkaia), donde trabajan en áreas como la psicoeducación del paciente y de la familia, habilidades sociales, actividades de la vida diaria y deportivas, o desenvolvimiento personal, para mejorar la calidad de vida de los pacientes. La teoría de los tres tercios, sin embargo, nos muestra que solo un tercio se recupera, mientras que otro tercio sigue teniendo limitaciones graves después de un brote, y el restante no puede no puede vivir de forma autónoma.


En el pequeño pueblo costero de Bermeo, los pacientes de este centro son un reclamo para los narcotraficantes. Chema es consumidor habitual de cannabis y ha coqueteado con drogas “duras” como la cocaína, lo que le ha traído serios problemas no sólo personales, sino económicos (recibe una pensión de 300 €). Se estima que alrededor del 35% de los esquizofrénicos presenta problemas con el alcohol, el 20% consume cannabis y el 7% depende de la cocaína.


El futuro de Chema es incierto. Su estado mental empeora con el paso del tiempo. Sus padres han luchado a capa y espada contra su enfermedad, pero el deterioro de sus capacidades es inevitable. Menchu se consuela con que el otro día su hermano le hizo una visita y le trajo pasteles, tal y como hacía de pequeño, y es que por muy larga que sea la tormenta, el sol siempre vuelve a brillar entre las nubes.


Bibliografía

www.psicoactiva.com

www.who.int

www.psicologia-online.com

www.osanet.euskadi.net

www.sepb.es (Sociedad Española de Psiquiatría Biológica)


Ekain Calleja Narváez
1º Com. Audiovisual y Publicidad y RR.PP.
Grupo 16 (Grupo A)
Universidad del País Vasco